
Niños y niñas, jóvenes y de edad adulta, todos ataviados acompañaron el desfile del ganado. Y por cierto, echamos de menos la presencia de la carreta de Federico Hidalgo, preguntamos por su ausencia y nos comentaron que aunque ya está en casa, semanas atrás sufrió un grave accidente, desconocíamos la noticia y desde estas líneas te deseamos una pronta recuperación. En su lugar desfiló la familia Lucio de Requejo, con un carro simulando las labores de la siega.
Descendió el ganado engalanado, un rebaño hermoso con reses de todas las razas. Y acto seguido en el recinto ferial la charla de vaqueros, que un año más escenificaron los vaqueros Silvia y Ricardo. Después, actuaciones folclóricas con piteros, y tonadas campurrianas con el dúo Cuqui Balbás y Lucio, ambos de Requejo, y los solistas Almudena, Toñín, Lucio y Cuqui. A las cuatro de la tarde parque infantil y romería como final de fiesta.
La fiesta declarada de Interés Turístico Regional tiene un origen antiguo que no se precisa la fecha pero que supera el centenar de años. La fiesta se basa en el traslado a finales del verano del ganado que pastaba en los puertos a las cuadras para pasar el otoño e invierno. Esta labor era realizada por los mozos, después de haber subido al puerto para recoger el ganado, y de haber comido unas migas junto a las hogueras. Las vacas, dotadas de grandes campanos de fiesta y de unos arcos ornamentales que son realizados por la comisión de festejos, son bajadas al pueblo y recibidas con fiestas folklóricas de rondas de mozos, trajes regionales, canto y baile, recitales de romances y las celebres “charlás”.
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