Nostálgica fotografía de mi buen amigo Ángel El Pasiego y su familia. |
Balbás recuerda aquella rivalidad, por supuesto sana, de nuestros queridos carniceros que compraban el que a su juicio sería el toro ganador. El concurso levantaba mucha expectación: "siendo un gran día para ganaderos, tratantes y carniceros", porque acudía mucha gente.
Los toros eran presentados como estrellas. Les ponían un lazo en torno al pecho, al poder ser con la bandera de España. Y rosetas en la frente.
Luego esa carne gozaba de gran aceptación. Era manjar a conseguir. Uno de los últimos años en que celebró, el padre de Angelines Balbás, mi gran amigo Pepe, vendió el toro ganador. Fue un momentazo, si bien a un ganadero le suele dar pena vender, y alegría comprar.
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