El sur de Cantabria está sufriendo desde la madrugada del miércoles, vísperas del día de Reyes, las duras condiciones metereológicas con fuertes rachas de viento que han superado durante la jornada de ayer rachas de viento que sobrepasaron los 110 kilómetros a la hora. Han sido días de fuertes vendavales a los que se ha sumado la persistente lluvia caída que comenzó a caer en la comarca el pasado cinco de enero. Las fuertes rachas de viento en Reinosa se dejaron notar especialmente las madrugadas del 7 y 8 de enero, que soplaron con fuerza estrema entre las 8 y 13 horas de ayer sábado, y como consecuencia cascotes de ventanas y fachadas y tejas de las viviendas por el suelo, contenedores tumbados en las calles de la ciudad y numerosas ramas de los árboles ocupando la vía pública, como el tronco de uno de los árboles en el paseo del cementerio viejo de Reinosa.
La intensidad de la lluvia se pudo comprobar ayer en localidades como Riaño, en el municipio de la Hermandad de Campoo de Suso, apreciando un crecimiento del caudal acorde con las fechas en las que nos encontramos. A falta de nieve fuertes aguaceros y como consecuencia el valle abnegado por el agua.
El Híjar bajaba crecido inundando zonas puntuales entre los pueblos de Villacantid e Izara y Suano, Villaescusa, el Ebro a su paso por Reinosa también bajaba crecido y las campas de Requejo, punto de confluencia de los ríos Ebro, Híjar e Izarilla.
El presidente de la junta vecinal de Requejo, Campoo de Enmedio, declaraba a El Mundo Cantabria, que al cierre de la edición de este periódico “el agua baja con un caudal al límite, estamos en alerta ante la crítica situación pero de momento está controlada”. Hay que tener en cuenta que el desnieve en las montañas es mínimo, de ahí que se haya notado que los ríos no bajan tan crecidos, aunque de continuar lloviendo no se descarta que el agua se desborde.
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